lunes, 8 de diciembre de 2008

LA COLOMBIA DE HOY SE PODRÍA EQUIPARAR CON LA DICTADURA MILITAR ARGENTINA. 7.763 desapariciones fueron reportadas en los dos últimos años

CURIOSAMENTE LA REVISTA CAMBIO PUBLICABA LOS SIGUIENTES DATOS DE LA Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, un organismo del propio estado. Por favor rogamos que se detengan a leerlo.

7.763 desapariciones fueron reportadas en los dos (2) últimos años

En Engativá, Cundinamarca, 22 madres no tienen noticias de sus hijos desde hace más de seis meses. Se fueron de sus casas porque les habían ofrecido trabajo en el Meta y otras regiones. Desde entonces nadie ha vuelto a saber de ellos, pero sus madres han recibido llamadas amenazantes. Les dicen que si no denuncian en la Fiscalía seguirán vivas.

Los 22 jóvenes de Engativá hacen parte de una extensa lista de desaparecidos, entre ellos los más recientes de Soacha, y sus madres rezan para que estén vivos. Pero según las estadísticas, de cada 1.000 desaparecidos solo 10 sobreviven. Además, pocos de los que tienen familiares desaparecidos logran establecer a dónde fueron a parar sus restos.

Según las estadísticas, de cada 1.000 desaparecidos solo 10 sobreviven.

Rubiela Beltrán vio por última vez a su esposo Gilberto Arias, de 45 años, el 27 de mayo de 2007. Salió de su casa de El Tunal, en el sur de Bogotá, rumbo a Soacha, donde iba a hacer un negocio de finca raíz. "Después de varios días de búsqueda una persona me dijo que lo había visto con unos hombres que lo mataron y lo tiraron a una laguna cerca de Soacha -relata Rubiela-. Me fui a buscarlo y encontré la ropita con sangre, pero el cuerpo no aparece".

Otras familias llevan hasta 20 años de espera. Por ejemplo, la de Jorge Soto Gallo, desaparecido el 15 de julio de 1985, y la de Jaime Enrique Quintero, cuyo rastro se perdió el 1º de marzo de 1995, cuando tras presentarse en las instalaciones de la IV Brigada de Medellín para definir su situación militar, fue trasladado y desde entonces no se supo más de él.

Las desapariciones han aumentado en forma dramática entre el 1º de enero de 2007 y el 21 de octubre de 2008, según un informe de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, de la cual hacen parte el programa de Derechos Humanos y DIH de la Vicepresidencia, la Fiscalía, la Defensoría, el Instituto de Medicina Legal, el Ministerio de Defensa, la Asociación de Familiares Detenidos De-saparecidos (Asfaddes), Fondelibertad y la Comisión Colombiana de Juristas. En el período mencionado se registraron 7.763 desapariciones, de las cuales 3.090 ocurrieron este año. La Comisión estableció que del total, 1.686 fueron forzadas. Del resto nada se sabe.

Según el informe, en el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres de Medicina Legal hay reportadas hasta la fecha 12.284 desapariciones, 95 de las cuales ocurrieron en octubre de este año. "No estamos hablando en todos los casos de desapariciones forzadas pero son cifras alarmantes", sostiene Gloria Gómez, coordinadora de Asfaddes.

Agrega que en el país se registraban antes entre dos y cuatro desapariciones cada día pero hoy la cifra puede ascender a ocho casos diarios. Lo más alarmante es que 5.507 de las desapariciones reportadas ocurrieron en Bogotá, muy por encima de otras ciudades y de Cundinamarca, donde hay reportados 381 casos. "Se requiere una investigación a fondo para establecer por qué tantas desapariciones en estos dos últimos años", advierte Gómez, quien señala que a pesar del miedo y la intimidación a las familias ha sido posible detectar el aumento.

Camilo González Posso, director de Indepaz, dice que de acuerdo con investigaciones hechas por su equipo, cinco factores inciden en el incremento de las desapariciones. El primero, positivo, tiene que ver con la creación de la Comisión, que adelanta una búsqueda activa y tiene un registro de desaparecidos que antes no existía. Los otros factores son negativos: las ejecuciones extrajudiciales, los falsos positivos, el reclutamiento forzado, la trata de personas y un desplazamiento invisible hacia las fronteras. "Visto en conjunto, significa que hay un deterioro de la seguridad y de una u otra manera un incremento de conflicto", explica González.

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