martes, 19 de agosto de 2008

Masacre de Caño Seco (Arauca): Cuatro años de impunidad

Todo ocurrió hace cuatro años., en la vereda Caño Seco ( Saravena, Arauca.). Por supuesto nadie vio nada, ni supo nada. Pero el caso es que ese 5 de agosto las balas de los fúsiles pertenecientes a varios miembros del Grupo de Caballería Mecanizado No 18 Gabriel Reveiz Pizarro Ejército Nacional le quitaron la vida a Héctor Alirio Martínez, Leonel Goyoneche y Jorge Eduardo Prieto. Posteriormente, serían presentados ante la opinión pública como guerrilleros dados de baja en combate.

Héctor Alirio, Leonel y Jorge Eduardo simplemente estaban totalmente lejos de ser lo que el Ejército Nacional había expresado públicamente que eran, como parte de una vieja estrategia para ocultar los atropellos que día tras día llevan a cabo contra la población civil. El único "delito" que habían cometido estos tres líderes sociales asesinados- que los hizo víctimas de señalamientos y varios montajes judiciales- fue desarrollar su trabajo como dirigentes sociales de la región.

Héctor Alirio se desempeñaba como presidente de la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos (ADUC). Quienes lo conocieron, lo recuerdan como un trabajador social incansable que estaba entregado de lleno a proyectos que contribuyeran a mejorar la calidad de vida de las comunidades de la región.

Leonel Goyoneche era directivo de la Central Unitaria de Trabajadores ( seccional Arauca) y estaba vinculado al magisterio del departamento. Se le recuerda como alguien que siempre estaba impulsando iniciativas en pro de la mejoría de las condiciones educativas del departamento.

Jorge Eduardo era miembro de pertenecía a la junta directiva de la seccional Arauca de la Asociación Nacional de Trabajadores Hospitalarios de Colombia (ANTHOC). Además de su excelente labor sindical, es recordado por desempeñarse como un comprometido defensor de derechos humanos en la región.

Pese a las especulaciones oscuras que pudieran maquinar los fanáticos de la Seguridad Democrática, los dirigentes simplemente estaban haciendo lo que mejor sabía hacer: su trabajo. El día anterior se habían reunido en una casa campesina con varios líderes civiles para evaluar la crítica situación regional de los derechos humanos en la región.

Al día siguiente, el Estado les pasaría la cuenta de cobro por haber tenido la "desfachatez" de participar en una reunión donde se cuestionaban las consecuencias de la guerra contra el terrorismo. A las cinco de la mañana, el Ejército rodeo la misma casa campesina en donde tenía lugar la reunión y donde los dirigentes dormían. Los sacaron de allí, los obligaron a arrodillarse a un lado de la casa y posteriormente los asesinaron a sangre fría.

Gracias a las gestiones realizadas por varias organizaciones de derechos humanos para esclarecer los hechos, fueron condenados a 40 años de prisión algunos de los miembros de las Fuerzas Militares que participaron en la ejecución de este crimen, tales como el subteniente Juan Pablo Ordóñez Cañón , a los soldados profesionales John Jairo Hernández, Walter Loaiza y Oscar Saul Cuta. También se le impuso la misma sentencia a Daniel Caballero Rozo, un informante que acompañaba a los militares durante el desarrollo de los hechos.

Aunque esta sentencia se constituye como un triunfo importante para los familiares de las víctimas y las organizaciones de derechos humanos que han asumido el caso, se considera que aún esta pendiente esclarecer con profundidad cuáles fueron los verdaderos móviles para cometer este abominable crimen, así como establecer verdaderas garantías de verdad y reparación integral, que permitan - entre otras cosas - recuperar la dignidad y el buen nombre de los dirigentes asesinados.

A pesar de la tristeza que hoy nos embarga tras recordar estos hechos, Humanidad Vigente envía un caluroso abrazo fraternal a los familiares y amigos de Héctor, Leonel y Jorge Eduardo. Donde estén siempre los recordaremos. Su fuerza está con nosotros para impulsarnos a seguir luchando en estos tiempos, aquí en el país de los ciegos, donde trabajar para exista la justicia social es un acto criminal para el gobierno y sus aliados.

¡Hasta siempre!

Humanidad Vigente

[movice] Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado

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